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Sube a la nave. Irremediablemente ausente.

Todo lo que tenía

          El silencio era insoportable, no podía dormir. Estaba acostumbrada a los ruidos perpetuos de la calle, a la respiración de sus hermanos y hermanas, al olor indescriptible de la India. Allí, en aquella habitación que ahora era suya, en esa nueva casa con esas dos personas que decían ser sus padres, no podía dormir. Pero era lo único que tenía. El tsunami se lo había llevado todo: la casa, sus cosas, su familia... Entre la serie de turistas y voluntarios que rondaban por aquella zona de la India ese 26 de diciembre, uno de ellos consiguió rescatarla del agua, mientras flotaba ayudándose de unos maderos. Se llamaba Carlos. Le salvó la vida, y cuando la cogió del agua, la miró a los ojos, dijo unas palabras que no entendió, y la abrazó muy fuerte. Desde entonces no se había separado de ella, y Sita volvió con él a España, donde le esperaba su mujer embarazada de 6 meses. Ahora tenía una nueva familia, en un nuevo lugar. Y era todo lo que tenía.

1 comentario

Zendir -

¡Bonita historia!