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Sube a la nave. Irremediablemente ausente.

Tiempo

Despiadadamente exacto es el reloj que marca mi camino, tic-tac, tic-tac, tic-tac. El tiempo se me escapa en un suspiro, ese que se escabulle cada vez que respiro, y me dice que este momento no volverá a suceder jamás, porque cada uno es irrepetible, sin más.

Jose Manuel Caballero titula su último libro, donde recopila todas sus poesías: "Somos el tiempo que nos queda". Pero, ¿no sería mejor decir somos el tiempo que hemos vivido? Nuestros recuerdos y experiencias, son los que nos han hecho ser como somos, los que nos han hecho ver y afrontar las cosas de una determinda manera. Porque con el futuro, hasta que no lo vivamos, no podremos decir lo que hará con nosotros.

Tic-tac, tic-tac, tic-tac...

Y dicen que "el tiempo cura todas las heridas", pero deberían añadir: "aunque la cicatriz queda ahí". Quien no guarde rencor por algo a alguien, que tire el primer caramelo (suena más dulce que piedra). Yo por mi parte, me guardo mis "guminolas". A veces hay que ser un poco avariciosa por el bien común...

Tic-tac, tic-tac, tic-tac...

El tiempo sigue pasando, este momento ya se fue, y este, y ahora este. Cada vez tengo más guminolas, tal vez algún día las comparta contigo.

1 comentario

isa -

y q mjor sensación que estar orgulloso de haber empleado el tiempo en eso que es más importante,entonces eres feliz.